Cayó la chiquillada de alcaldes, tesoreros, síndicos y regidores
municipales.
Los veracruzanos se preguntan:
¿Y los peces gordos, cuándo?
Serán encarcelados también aquellos ex alcaldes de los
grandes ayuntamientos del estado que cometieron
fechorías multimillonarias.
¿O por ser compadres del poder y socios en los grandes negocios
serán protegidos con el manto de la impunidad?
Mal, muy mal haría el gobierno de Javier Duarte en cubrir a los
pillos mayores de las alcaldías más importantes del estado; lo que cada uno de
ellos se robó equivale a todo lo hurtado por las 33 administraciones municipales
denunciadas.
Nombres de ex ediles sinvergüenzas sobran, y a todos
el ORFIS les comprobó quebrantos patrimoniales durante sus
gestiones, y hoy ni siquiera figuran en listas de espera de los siguientes
procesados:
Marcelo Montiel, Coatzacoalcos; Julen Rementería,
Veracruz; Jon Rementería, Veracruz; Francisco Gutiérrez de
Velasco, Boca del Río, Juan Antonio Lavín, Córdoba; Juan Manuel Diez, Orizaba;
Pablo Anaya, Poza Rica; Ricardo García Guzmán; Pánuco; Ángel Álvaro Peña,
Tuxpan; Guadalupe Porras, Minatitlán; Fabiola y Regina Vázquez Saut, Acayucan;
Amanda Gasperín, Rodríguez Clara, y muchos más.
Cada uno de los antes mencionados cuenta con sus respectivos
padrinos políticos que los convierte en intocables de la ley y la justicia
veracruzanas.
Por ejemplo:
A la Marceloca o Esmeralda del Sur y al doctor Pablo Anaya,
actuales secretarios de Desarrollo Social y de Salud, respectivamente, los
protege el propio gobernador Javier Duarte, tanto que, pese a la estela
vergonzante de corrupción que los persigue, se los llevó a su gabinete,
haciéndose el ciego y sordo ante los señalamientos ciudadanos de abuso de poder
en su contra.
Mientras que el hoy funcionario calderonista de la SCT, Julen
Rementería fue de los alcaldes más grises en la historia del puerto jarocho,
pero salió multimillonario del ayuntamiento; traicionando a su partido Acción
Nacional y gracias al maridaje y componendas con el
entonces gobernador Fidel Herrera, permitieron que lo sucediera en la
alcaldía su primo hermano, Jon Rementería, quien buscó cubrirle
los entuertos de su corrupta administración municipal. Y ahora corresponde a
doña Carolina Gudiño, hacer lo mismo con su antecesor, aunque ganas de meterlo a
la cárcel no le faltan después de tantos agravios recibidos por parte del
gastroenterólogo Fidelista.
En cuanto a los demás ex alcaldes descritos, Álvaro
Peña, Juan Manuel Diez, Guadalupe Porras, Amanda Gasperín y las
hermanas Vázquez Saut, son también parcelas protegidas del ex mandatario Herrera
Beltrán; incluso las dos últimas recibieron de Fidel poder municipal repetitivo
a cambio de impunidad y olvido del crimen de su padre Cirilo Vázquez Lagunes,
cuyos hermanos en desplegados periodísticos de circulación nacional -El
Universal- atribuyeron la autoría intelectual al propio
gobernador Herrera.
De Ricardo García Guzmán, todos en palacio de gobierno saben quién
lo apadrina, y por el miedo que le tienen a Miguel Ángel Yunes Linares, no lo
tocan ni con el pétalo de una rosa pese a que, por toda la podredumbre en su
mandato municipal hace un año le abrieron un juicio de procedencia para
desaforarlo y someterlo a proceso penal por los delitos de peculado y desvío de
recursos públicos, abuso de autoridad e incumplimiento de un deber legal.
Otro de los grandes ex alcaldes corruptos que salieron el pasado 31
de diciembre y que incurrieron en ilícitos millonarios es, Juan Antonio Lavín
Torres en el ayuntamiento de Córdoba, pero la sombra del poderoso suegro
cordobés Domingo Munguira, puede más que el peso de la ley.
Y podría escribir nombres y más nombres de ratas coludas que
enriquecieron al amparo de los recursos del pueblo, y que hoy es lamentable que,
algunos estén sentados al lado del joven gobernador Javier Duarte, y otros gocen
de viajes de placer por otros continentes disfrutando de la
impunidad en Veracruz.
Es indiscutible, se aplaude la decisión del gobierno Duartista de
llamar a cuentas a ex presidentes municipales que presume el ORFIS y la
Legislatura estatal, malversaron el dinero de las arcas
municipales.
Por el número de alcaldes, tesoreros, síndicos y regidores
denunciados, la acción de la Procuraduría de Justicia pasó al terreno mediático,
el escándalo pretendido para poner una cortina de humo en la crisis financiera
del estado, se logró.
Pero…
¿Cuándo se actuará también en contra de renombrados
ex alcaldes del PRI y de los altos ex funcionarios Fidelistas que, como Rey-baco
Escobar Pérez, Juan Cañitas García; Julio César Cerecedo y otros
de medio pelo, amasaron fortunas insultantes e incalculables en sólo seis años?
Que no se equivoque el procurador de justicia en funciones, Escobar
Pérez, encargado de la integración de los expedientes acusatorios; que no de
trato de retrasados mentales al pueblo de Veracruz al denunciar exclusivamente a
la morralla de ex servidores municipales y tutelar a los grandes capos de la
corrupción en los ayuntamientos y en el gobierno estatal, incluyéndose él mismo.
En referencia a la cacería de la chiquillada
municipal, el gobernador Javier Duarte afirma que en su administración la
honestidad no será un discurso; que no habrá impunidad, que el que la haga, esta
vez sí la pagará, ¿?.
Una muestra de que habrá coordinación y cumplimiento entre sus
palabras y los hechos, bien podría ser que el doctor Duarte entregara a la
justicia veracruzana a un pez gordo Fidelista o un honorable ex
alcalde amigos de los amigos, esos que se hincharon de dinero en
tiempos de la Fidelidad y que todavía son protegidos, ahora con el manto del
gobierno próspero.
Cuando sin distingos se aplique también todo el peso
de la justicia a los cómplices en la función pública, será hasta
entonces, no antes, que podrían echarse las campanas al vuelo y
salir a decir que el estado de Veracruz es tierra de leyes.
Mientras tanto, sólo es jarabe de pico
En las irregularidades financieras detectadas en las cuentas
públicas 2009 en 123 ayuntamientos, por un daño patrimonial de 987 millones 455
mil pesos, otra vez no aparecen ex alcaldes Fidelistas ni Duartistas.
Qué coincidencia.
¿O usted qué opina?

