Carlos
Reyes Romero......
Rubén Figueroa
Alcocer y los narcopriístas que apadrinaron a Manuel Añorve Baños en su loca
aventura de impedir la llegada de Ángel Aguirre Rivero al gobierno del estado,
nunca dimensionaron la magnitud de la rebeldía electoral que éste había
suscitado, ni que estos iban a ser los comicios más vigilados en lo que va de
este siglo.
Tampoco se
imaginaron la copiosa votación que el pueblo le brindo a Ángel Aguirre Rivero.
Fue una soberana y rotunda madrina para el cacicazgo de Figueroa y para Manuel
Añorve Baños.
Pensaron tal vez
que los métodos recomendados por los asesores de Añorve en guerra sucia y
terrorismo electoral, les iban a dar buenos resultados. Pobres, no conocen el
indómito carácter de los guerrerenses.
En un último
recurso propagandístico, nada más para seguir a pie juntillas el manual de la
empresa Primer Circulo de Natividad González Parás, Manuel Añorve, acompañado de
sus corifeos del PVEM y del PANAL, salió a declararse ganador con los resultados
de unas cuantas casillas. Manuel cree firmemente como Joseph Goebbels, el
ministro de propaganda nazi, que las mentiras si se repiten una y otra vez se
hacen realidad. Julieta, por favor, vuélvelo a la realidad.
Diga lo que
diga, Manuel Añorve va a quedar estigmatizado el resto de sus días como una
persona desleal y traidora con sus parientes y amigos. No otra cosa refleja su
conducta hacia Ángel Aguirre Rivero, el hombre que le dio las mejores
oportunidades de su vida y que incluso arriesgó su capital político para
ayudarlo a lograr la candidatura a gobernador del estado, en 1998.
Pero Manuel no
sabe de lealtades ni de valores, −a pesar de que su bella esposa es una
incansable promotora de ellos− ni de pautas familiares; Manuel sólo tiene
intereses y está acostumbrado a comprarlo todo: amistades, títulos, posiciones
políticas, adherentes… afectos.
En su desbocada
ambición no ha tenido la menor delicadeza ni con sus viejas amistades ni con los
parientes que no lo secundaron; trató de arrasar a todos aquellos que no se
dejaron seducir por sus ofrecimientos de cargos o dinero.
Con tal de
alzarse con la gubernatura del estado no tuvo el menor empacho de aliarse con el
cacicazgo de Rubén Figueroa, no obstante que sabía perfectamente que era y es el
más recalcitrante enemigo de Ángel Aguirre.
Más bien por eso
lo hizo. Necesitaba su apoyo, su padrinazgo, para intentar ganarle a su
primo.
Pero la vida
todo lo cobra. El mismo Manuel Añorve que quiso lograr el regreso del PRI a Casa
Guerrero y apuntalar su retorno a los Pinos, es el mismo Manuel Añorve que con
su desbordada guerra sucia y su estridente fracaso, arrastra ahora al otrora
partidazo por la pendiente del descrédito y hacia la derrota en el
2012.
Desde 1988,
cuando la primera fractura de la casa gobernante a manos de Cuauhtémoc Cárdenas,
el PRI desoyó las señales de alarma; se negó a cambiar. Colosio lo intentó y no
lo dejaron; tampoco le permitieron llegar a la presidencia de la República.
Luego de las
elecciones de 1994, Ernesto Zedillo se aposto directamente en las oficinas del
PRI con un grupo de expertos, a diseñar las bases para la reforma del tricolor;
tiraron su propuesta al cesto de la basura. Él les aplicó entonces la “sana
distancia”; los dejo casi en la indigencia.
Santiago Oñate
Laborde, quiso recomponer las cosas e intento reformar al PRI desde adentro,
desde sus cuadros, militantes y bases. Casi lo logra. Pero cometió un grave
error: en plena 17 Asamblea Nacional, cuando se aprobaba la reforma, reconoció
la paternidad de Ernesto Zedillo sobre las tesis centrales de aquella. Ese fue
su acabose. La mayoría de los promotores de la reforma del PRI desde adentro,
terminaron en el ostracismo político, otros, como Alfonso Abraham Sánchez Anaya,
se fueron al PRD y otros más, como Carlos Martín Jiménez Macías, vegetan todavía
en el aparato de ese partido.
Le toco a
Beatriz Paredes Rangel el más reciente intento de reforma del PRI. La
tlaxcalteca le entró al reto con todo el empuje de su presencia social y su
reconocido prestigio moral; tampoco pudo hacer mucho. El contubernio que los
“Dueños de México” fueron tejiendo entre los priístas, en particular con Manlio
Fabio Beltrones Rivera y Emilio Antonio Gamboa Patrón, la fueron bloqueando y
desplazando de las decisiones clave, fortaleciendo el poder transexenal de
Carlos Salinas de Gortari. Como que quieren reagrupar al “grupo
compacto”.
El experimento
de una alternancia parcial, pactada entre el PRI y el PAN, sugerida e
implementada por los “Dueños de México” con la venia de Diego Fernández de
Ceballos y Carlos Salinas de Gortari, está llegando a su final. La mezquindad y
el desaforado saqueo que éstos hacen de los bienes nacionales, se está topando
con la aversión y el recato de una parte muy importante de los panistas que, al
igual que un amplio sector de la Iglesia Católica, no están conformes en que el
PAN prohijé el empobrecimiento de las mayorías y salvaguarde el poder y el
dominio de unos cuantos. Consideran que esto se riñe con los principios que le
dieron origen a dicho partido y con los principios cristianos. Y la verdad,
tienen razón.
Está alianza le
ha permitido al PRI sobrevivir por otros 20 años más y darse una lavadita
Darle la
puntilla, desmontar el viejo régimen, pasa ahora, en el inicio de esta segunda
década del siglo XXI, necesariamente por la derrota del viejo PRI a lo largo y
ancho del país. Y para ello se requiere una amplia confluencia de fuerzas
políticas y sociales similar a las que hicieron posible nuestras tres grandes
eclosiones sociales: la Independencia, la Reforma y la Revolución. No hay de
otra.
Guerrero ha
demostrado que sí se puede. Aquí a diferencia de Sinaloa, Puebla y Oaxaca, el
enfrentamiento entre el viejo priismo y las fuerzas emergentes promotoras de la
renovación nacional adquirió niveles de confrontación nacional; es el anticipo
de lo que será el 2012.
Toca ahora a los
estados que también eligen gobernador este año: Baja California Sur, Coahuila,
Estado de México, Nayarit, Michoacán y a Hidalgo que elige ayuntamientos,
refrendar la estrategia unitaria y de amplia penetración y movilización popular
puesta en práctica en Guerrero, para acabar de una vez por todas con el
dinosaurio.
Ángel Aguirre
Rivero ha sido el gran ganador en esta contienda, porque tuvo el valor de tomar
la mejor decisión de su vida. Ahora tiene ante sí la perspectiva de hacer el
gobierno que anhelan los guerrerenses y, si lo quiere, proyectarse hacia el
2018, al frente de la nueva confluencia de fuerzas que se está generando en el
país. El bono democrático que los guerrerenses generosamente le han otorgado
este 30 de enero da para eso y más.
Los partidos de
la Coalición Guerrero Nos Une, PRD, PC y PT, y el PAN que posibilitaron este
importante triunfo popular, deben ahora refrendar la apuesta por esta
confluencia unitaria de partidos y fuerzas populares para gobernar Guerrero y
proyectar los cambios al resto del país; de salir de sus enclaustramientos y
vincularse más al pueblo, de convertirse en sus reales y legítimos abanderados;
de romper compromisos y coqueteos con los “Dueños de México” y erradicar de su
actuar político los vicios y corruptelas; en suma, de darle cauce y dirección a
la efectiva transformación democrática del país. De no hacerlo así mejor que se
hagan a un lado, porque la avalancha popular que se avecina los arrumbará entre
los trastos viejos de la historia.
En Guerrero y en
México la gente esta rápidamente asumiendo por sí misma las enseñanzas del viejo
Marx: la liberación de los oprimidos y explotados, de los vejados por el mal
gobierno, será obra de ellos mismos.
Enero 30 de
2011

