Por: David Varona Fuentes........
Luce apesumbrado el presidente Felipe Calderón.
Durante su segunda visita a Ciudad Juárez, en el estado de Chihuahua, la televisión y los medios de información nacionales, mostraron a un mandatario preocupado, pero al parecer, no abatido
Y no es para menos.
La lucha contra los carteles de las drogas y los grupos de la delincuencia organizada, no tiene para cuando terminar, y lo más grave, no se prevén signos de triunfo en las fuerzas multipolicíacas del gobierno de la república.
A tres años de haberle declarado la guerra a narcotraficantes y a todas las agrupaciones criminales que operan en el país, el presidente Calderón no ha visto los resultados esperados que, es posible, imaginó tener a corto plazo.
Es cierto, el Ejército y la Armada de México, han dado duros golpes a las mafias delictivas; cientos de jefes criminales han sido detenidos y otro tanto igual fue abatido y muerto al enfrentarse a tiros con los representantes del Operativo México Seguro .
Pero los resultados obtenidos en esa cruenta batalla en la que también han perdido la vida decenas de soldados, marinos, policías federales, estatales y municipales, no han sido suficientes para limpiar pueblos y ciudades enteras en poder de la delincuencia organizada.
Al contrario, los grupos delictivos, además de ser un pulpo de mil cabezas, dan la impresión que estuvieran rigurosamente organizados y desde luego, compuestos por incontables ejércitos de maleantes, todos entrenados para morir en combate, si es posible, porque cada vez que la autoridad le echa el guante a un alto jefe de la mafia, de inmediato aparece el sustituto.
Y lo más grave para el gobierno federal se presenta cuando las respuestas de los criminales tienen víctimas inocentes, como las que han sido ejecutadas en ciudad Juárez, en la entidad gobernada por el priísta José Reyes Baeza.
Y es precisamente aquella ciudad fronteriza la que trae de cabeza al gabinete de seguridad nacional del gobierno federal, y en consecuencia es allá donde el presidente Calderón ha enfocado su ofensiva contra la delincuencia organizada.
El hecho que Ciudad Juárez sea otra vez el blanco de las miradas internacionales, y haya alcanzado el distintivo como el lugar más sangriento del mundo por la inseguridad que prevalece, debe traer muy nervioso al actual huésped de la residencia oficial de Los Pinos.
A ello obedece que el presidente Calderón haya realizado dos viajes a Ciudad Juárez en tan solo dos semanas, en los que ha recibido todo tipo de reclamos por parte de las madres que perdieron a sus hijos en los ataques de los criminales.
Las que ha recibido en Juárez, han sido quizás las críticas más severas a su gobierno que haya escuchado un presidente de la república.
Sin embargo, el mandatario, no se dobla, insiste en seguir adelante en sus deseos de proporcionarle seguridad al pueblo mexicano. Sólo que ahora ha reconocido que para lograr mejores resultados se requiere la participación de la ciudadanía.
En su visita de este miércoles de ceniza al estado de Chihuahua, Calderón anunció inversiones millonarias para la ciudad natal del divo Juan Gabriel, a través del “Plan Todos somos Juárez”.
Pero ni con todo el dinero de la federación, Juárez recuperará la paz y tranquilidad perdidas en manos de los delincuentes, el presidente Calderón lo sabe, y por ello insiste en la importancia que significa la actuación ciudadana, de la que dice, mantiene distancia abismal con las autoridades.
Pero, ¿cómo devolver al pueblo la confianza en sus gobernantes, principalmente en los cuerpos policiacos, si son éstos los que mantienen maridaje con los grupos criminales?
Sin lugar a dudas, la inseguridad nacional, es un asunto de grandes magnitudes, es también un pulpo de mil cabezas por los mantos de protección y complicidad que los delincuentes tienen en cada entidad, en cada municipio del país
Debe aceptarse que el presidente con sus ejércitos de soldados y marinos, no ganará la guerra a la delincuencia, se requiere el apoyo, la colaboración, la participación de todos, en especial de los gobernadores y de cada uno de los alcaldes, y desde luego del pueblo en general, denunciando en forma anónima, a los sospechosos de cometer delitos del orden federal.
Si cada gobernador y los alcaldes de su partido, se van por la libre, México seguirá en manos de los criminales.
¿O usted qué opina?