López
Obrador cuestiona el apoyo de EU a la estrategia fallida de Calderón
contra el narco. Rechaza intervencionismo y propone amnistía a
migrantes.
| Andres Manuel López Obrador Y Hillary Clinton |
Señora Hillary Clinton, secretaria de Estado de Estados Unidos de Norteamérica:
En
las anteriores visitas a nuestro país –el 25 de marzo de 2009 y el 23
de marzo de 2010– le he dado a conocer el punto de vista de muchos
mexicanos que no compartimos la forma en que se está enfrentando el
grave problema de inseguridad y de violencia que padecemos los
mexicanos.
Ahora,
de nueva cuenta, le envío esta carta para manifestarle nuestra
preocupación no sólo porque la situación ha empeorado, sino porque
ustedes han seguido convalidando y reforzando la estrategia fallida
aplicada por el gobierno ilegítimo de Felipe Calderón, orientada
únicamente a querer resolver el problema con medidas coercitivas. Es
decir, enfrentando la violencia con violencia.
Se
quiere olvidar que el estallido de odio y de resentimiento que
prevalece en nuestro país se produjo por la política de pillaje
impuesta por una minoría rapaz que ha cancelado el futuro de millones
de mexicanos y, en especial, que se ha ensañado con los jóvenes.
Los
hechos demuestran que el gobierno de México pretende mantener
invariable la misma política de elite, sin procurar el crecimiento
económico, el bienestar, el fortalecimiento de valores y sin erradicar
la corrupción y la impunidad imperantes.
Pero
también ustedes insisten en reducir la relación bilateral sólo a los
aspectos de seguridad nacional, pensando que con entrenar a nuestros
marinos y militares, interviniendo cada vez más en labores de
inteligencia, con redadas de migrantes y construyendo muros en la
frontera, se van a poder resolver problemas que tienen un origen
eminentemente social y económico.
Señora
Clinton, con todo respeto, todavía hay tiempo para rectificar. La
relación entre nuestras naciones debe darse, fundamentalmente, a partir
de la cooperación para el desarrollo. Usted sabe bien que si no hay
crecimiento económico y no se generan empleos, no puede haber bienestar
ni tampoco tranquilidad social. La paz es fruto de la justicia.
Por
ejemplo, un gran viraje en la política que hasta ahora han sostenido
con el gobierno de México, sería que ustedes cumplieran el compromiso
de campaña del presidente Barack Obama de aprobar una reforma
migratoria o, cuando menos, declarar una amnistía temporal para frenar
las deportaciones de miles de mexicanos que se han visto obligados a
emigrar a Estados Unidos en busca de trabajo y de mejores condiciones
de vida. Le recuerdo que el año pasado fueron deportados 392 mil
compatriotas, cifra que, paradójicamente, es mayor a las registradas
durante el gobierno del presidente George W. Bush.
Señora
Clinton, como lo expresamos en un escrito dirigido al presidente Obama,
queremos que el respeto a la soberanía, la cooperación económica y la
solidaridad entre pueblos, sean los principios que rijan la relación
entre nuestras naciones.
Este
es el mejor camino. Ya quedó demostrado en la época en que gobernó
Estados Unidos ese gran estadista, el presidente Franklin Delano
Roosevelt, quien supo devolverle la esperanza a su pueblo y, al mismo
tiempo, aplicó una política de buena vecindad con los países de América
Latina y el Caribe, en particular con México.
Señora
Clinton, optar por un mayor intervencionismo, aprovechando la notoria
debilidad de Calderón, no conduciría a nada bueno. A menos que ustedes
estén pensando en apuntalar a un régimen autoritario que viole los
derechos humanos y niegue la posibilidad de construir una auténtica
democracia. Si así fuere, con mucha sinceridad y respeto, le decimos
que no estamos dispuestos, bajo ninguna circunstancia, a aceptar que
México deje de ser un país independiente, libre y soberano y se
convierta de nuevo en una colonia o en un protectorado del extranjero.
Como siempre, le deseamos una buena estancia en nuestro país.
Andrés Manuel López Obrador

