Ensenada, B. C. - En el Valle de San Quintín, al
sur de Baja California, en la zona agrícola que comprende los poblados
de San Quintín, Vicente Guerrero, Camalú y Colonet, alrededor de 40 mil
jornaleros enfrentan un profundo rezago en materia laboral, afirmó
Francisco Javier Sánchez Corona, ex procurador de Derechos Humanos en
Baja California.
Señaló que muchos de los jornaleros, en su mayoría
migrantes indígenas de Guerrero, Chiapas, Oaxaca, Morelos, Guanajuato y
Veracruz, carecen de seguridad social, prestaciones y vivienda digna,
además de que son sometidos a largas jornadas de trabajo por una mísera
paga.
A sólo unos minutos de Ensenada, en los ranchos donde se
siembra pepino, fresa, repollo, calabaza, y flores, entre otros, es
común escuchar la ausencia de prestaciones especificadas en la Ley
Federal del Trabajo.
No sólo en los campos estadounidenses se
explota a los paisanos y se les esconde de las autoridades para violar
las leyes laborales, también sucede en el mismísio México con los
mexicanos.
Magro jornal
Claudio, de 30
años, es un jornalero originario de Huajuapan, Oaxaca, y trabaja en el
rancho Fiesta Farm, apenas a 20 minutos de la ciudad de Ensenada.
“Me
pagan por desyerbar surcos, pero no recibo aguinaldo y tampoco tengo
seguro social; cuando vienen los inspectores, nos esconden ahí atrás (a
los que no tenemos seguro)”, platicó.
Copias de cheques en poder de
Reforma revelan pagos a jornaleros en Eréndira, Ensenada, de 45 pesos
al día o menos, cuando el salario mínimo para esta región es de 57
pesos diarios.
Dinora, de 30 años, es una excepción, dijo que en el
rancho Las Ánimas, en Maneadero, por cada libra de chícharo que pizca
le dan 2.20 pesos, en una buena semana le tocan 500 pesos, es decir, 83
pesos al día.
La renta que paga es de 500 pesos al mes y en ese
mismo periodo le descuentan 30 centavos para entregarle su ahorro al
final del año, es decir, 3.60 pesos.
“El trato no es muy bueno, la
paga es diferente: si me va bien, saco como 400 o 500 pesos a la
semana, pero la comida es cara, no tenemos aguinaldo; hay veces que
sólo trabajamos para la comida y la renta del cuartito, que son 500 al
mes”, mencionó.
Organizaciones no gubernamentales señalaron que el
olvido en el que viven los jornaleros se agudiza debido a que el
Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) tiene sólo dos inspectores
para todo el municipio de Ensenada, y que la Secretaría del Trabajo
sólo uno, por lo que no pueden recorrer todos los campos para
supervisar las condiciones laborales.
Barrera del idioma
Esther Ramírez González,
abogada y presidenta de la Organización Mujeres en Defensa de la Mujer,
en San Quintín, afirmó que la falta de sensibilidad de las autoridades
incluye que, en muchas ocasiones, jornaleros indígenas no pueden
interponer una denuncia sobre sus condiciones laborales, porque no
hablan español y los funcionarios no los entienden.
“Hay jornaleros que no hablan español, y si no los entienden, pues no hay denuncia”, acusó.
El
abogado Jairo Ornelas coincidió con Ramírez Ornelas, en el sentido de
que situación se complica si un jornalero desea poner una denuncia,
porque no hay funcionarios en la Junta de Conciliación y Arbitraje que
comprendan triqui, mixteco, zapoteco o mixe.
“Además no hay peritos
especializados, por ejemplo en San Quintín hay dos personas en las que
se apoyan como peritos, son los que el Juzgado llama, pero en su
momento también se presta a que sean parciales”, añadió.
Ornelas
representa a un grupo de seis jornaleros que interpusieron una denuncia
contra el propietario del Rancho La Joya (ahora Rancho Twins), José
Antonio Mendoza, por despido injustificado de 17 jornaleros en 1998.
Pedro
Cruz Flores, uno de los denunciantes, subrayó que pese a que en el 2005
obtuvieron una sentencia a favor, han sido víctimas de abusos de las
autoridades y del mismo empresario Mendoza, quien difundió entre los
demás rancheros de la zona que no los contrataran.
Dos inspectores del Seguro Social y uno de la autoridad de trabajo, no son suficientes para cubrir valles agrícolas
sábado, 6 de febrero de 2010
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