Carlos Navarrete |
Tras la derrota en Michoacán, el PRD se alista para evitar que la fuerza tricolor gane terreno en el DF. Varios apuestan por consolidar una candidatura única de las izquierdas ahora a nivel local. Entre ellos, Carlos Navarrete. El aspirante al GDF dice a Reporte Indigo DF que está listo para gobernar y enfrentar al PRI, un partido que podría dar una sorpresa y eclipsar el reinado del sol en la capital.
Este es el esquema de contienda electoral que vislumbra Carlos Navarrete Ruiz para el próximo año en la capital del país. No habla en su calidad de senador de la República sino como aspirante a la candidatura por el Gobierno del Distrito Federal (GDF).
Luego del doloroso desplome del Partido de la Revolución Democrática en Michoacán, considerado por muchos años cuna del cardenismo y bastión del perredismo, los militantes del sol azteca alistan la embestida contra su principal rival en la Ciudad de México. Buscan frenar al partido tricolor que ya canta que, con Beatriz Paredes Rangel como candidata al GDF, tiene grandes posibilidades de recuperar la capital que no gobierna desde 1997.
Consciente de los riesgos que esto implica, el senador Navarrete advierte que en el Distrito Federal la izquierda debe repetir el método de las encuestas para seleccionar a un candidato único y así evitar el riesgo de ser derrotados en la Ciudad de México.
“Observo que hay plena conciencia de que una derrota nuestra en pleno 2012 regresaría a la izquierda 25 años en el tiempo y no podemos darnos ese lujo”, dice Navarrete. Y emplaza a las corrientes y a la dirigencia de su partido a definir lo más pronto posible los lineamientos para la selección del candidato capitalino.
Ante el reciente descalabro del PRD –enmarcado por la polémica victoria priísta en Michoacán– y el apuntalamiento de Enrique Peña Nieto como candidato del PRI a la Presidencia de la República, el PRD se prepara para defender su baluarte más codiciado: el Distrito Federal.
En entrevista con Reporte Indigo DF, Carlos Navarrete se dice listo para enfrentar a ese PRI que con aires triunfalistas pregona va a arrebatar la capital al PRD.
El senador habla de estrategias puntuales para garantizar un cuarto gobierno del perredismo en el DF: alcanzar un candidato único de las izquierdas; lograr el consenso de las corrientes o tribus; conquistar el voto de la clase media e iniciar un nuevo ciclo de gobierno marcado por las fuerzas progresistas –donde se incluye al PRD, al Partido del Trabajo y al Movimiento Ciudadano, antes Convergencia.
La avanzada frente a la instalación de espectaculares en la Ciudad de México, sus más de 35 años de militancia en la izquierda mexicana y las capacidades de interlocutor de Carlos Navarrete ponen nerviosos al resto de los aspirantes perredistas que han levantado la mano para contender por el Distrito Federal.
“No engaño a nadie, no soy producto de papel celofán que quiere vender un producto mercadotécnico, mi patrimonio está abierto y, tercero, soy un hombre que incluye; llamaré a todos, sin distingos, todos serán incluidos en un futuro gobierno”, afirma.
El GDF no se negocia
El pasado 15 de noviembre, después de darse a conocer que Andrés Manuel López Obrador fue electo como el candidato de la izquierda a la Presidencia de la República, grupos perredistas afines y rivales al tabasqueño se alinearon y le expresaron su apoyo.
Ese día los medios y los partidos estuvieron muy pendientes de los resultados de las encuestas que definieron si López Obrador o Ebrard Casaubón debería contender por la silla presidencial en 2012. Tras el veredicto arrojado por el método de selección, Marcelo Ebrard declaró:
“Soy leal. Podría empecinarme, ir a las internas. Pero, ¿dónde queda la congruencia? Sería un suicidio para la izquierda. El camino está antes que el deseo, el mayor de los éxitos a Andrés Manuel”.
Fue en eso momento que la sala donde el titular del GDF dio este mensaje vibró ante los aplausos de los asistentes que respaldan a AMLO. Sin embargo, Ebrard no perdió del todo. También ganó.
Analistas y politólogos hacen hincapié en la negociación previa entre ambos políticos para llegar a un acuerdo. Algunos apuntan a decir que se negoció el futuro de Ebrard al frente del Senado la República; otros comentan que lo que se pactó fue la silla del Antiguo Palacio del Ayuntamiento; es decir, la sucesión en el Distrito Federal.
En el segundo caso, al no ser el candidato presidencial de la izquierda Marcelo Ebrard tendría mano libre para decidir quién será el candidato a sucederlo en la jefatura de gobierno. ¿Acaso Mario Delgado, Miguel Ángel Mancera, Alejandra Barrales, Carlos Navarrete? ¿Qué suerte correría el resto de los aspirantes que no se reconocen cercanos al mandatario local?
Cuestionado al respecto, Carlos Navarrete Ruiz de inmediato desestima esta versión.
“No creo en esas versiones y no creo que fuera posible concretar un acuerdo de esa naturaleza”, puntualiza.
No obstante, el senador reconoce que Marcelo Ebrard tiene derecho a opinar y como jefe de gobierno en turno ejerce una influencia muy importante.
“Estoy seguro que tanto Marcelo Ebrard como las diversas corrientes del PRD como del Partido del Trabajo y del Movimiento Ciudadano vamos a terminar coincidiendo que quien debe de ir como candidato a jefe de gobierno es quien sea más conocido, quien tenga más positivos, menos negativos, quien sea mejor visto por lo habitantes de la capital, quien pueda ganarle al PAN y al PRI y espero que sea yo quien tenga las mejores condiciones para lograr esta candidatura”.
No titubea. Abre sus cartas y se adelanta al resto de los aspirantes del sol azteca a lanzar una propuesta de un candidato único de los tres partidos de izquierda y un gobierno incluyente que dé cabida a todas las corrientes.
“Lo que es bueno para el país, es bueno para la ciudad y la buena ruta que llevamos a nivel nacional tenemos que confirmarla en la capital del país”.
De ahí que haga un llamado a los consejos estatales de cada partido (del PRD, del PT y del Movimiento Ciudadano) para definir, a partir de diciembre, el método conveniente y también las reglas internas del juego para todos los aspirantes.
“Es importante que vayamos definiendo que vamos a unificarnos con un solo candidato los tres partidos y que iremos en un método que satisfaga a todos y que incluya a todos, aquí no debe haber ganador y perdedores; aquí debe haber uno de consenso con el respaldo de todos y todos los demás incluidos en un proyecto de gobierno en común en donde todos hacemos falta”, explica.
Paredes es derrotable
Consciente de que la batalla más difícil es la que habrá de librar al interior de las tribus y corrientes del PRD, Navarrete busca el respaldo de todos y la unión de fuerzas en contra del RevoIucionario Institucional, a quien ubica como el partido más próximo.
“Estoy listo para enfrentar la aspiración del PRI de quitarnos la capital y el esfuerzo nuestro por impedirlo “, asegura.
Respecto a la posible candidata del tricolor en el Distrito Federal y su destacado posicionamiento en las encuestas que se han hecho públicas, Navarrete afirma:
“Beatriz Paredes es derrotable en el DF; ya la derrotamos hace seis años, la mandamos al tercer lugar del resultado electoral y hoy el PRD tiene muchas más fortalezas para ratificar la simpatía de los electores en la Ciudad de México”.
Los priistas –señala– están muy optimistas por sus más recientes triunfos, “se sienten ya en el Palacio del Ayuntamiento, empiezan a repartir cargos, el botín, qué van a hacer con la Ciudad de México en beneficio propio; no, no creo que el PRI tenga las condiciones para ganar en la Ciudad de México. Si nosotros hacemos bien las cosas, si vamos en unidad, si mandamos nuestro mejor perfil, si hacemos una propuesta atractiva para los habitantes de la capital”.
El aspirante a jefe de gobierno insiste en el proceso anterior en que el PRD logró lo que parecía sería su tumba: poner de acuerdo a las corrientes. Ahora el reto –afirma Navarrete– es demostrar que en la ciudad gobernada desde 1997 por el PRD, sus dirigentes, militantes, funcionarios y legisladores son capaces de construir un mecanismo de unidad para presentar la mejor alternativa frente a los adversarios políticos.
“Lo bien que nos salió este acuerdo político entre Marcelo y Andrés tiene que ser replicado en la Ciudad de México, tenemos afortunadamente un buen diálogo todos los aspirantes; nos hemos reunidos a platicar bilateralmente, hemos intercambiado puntos de vista, no hay ningún ataque por debajo de la mesa ni nada por el estilo entre quienes hemos expresado nuestra aspiración; hay un buen clima y hay un buen ambiente, sin duda alguna”, considera.