Por: David Varona Fuentes
Focos rojos en el PRI ante la estrepitosa derrota en Guerrero.
Y no es para menos.
Es la cuarta gubernatura que le ganan las alianzas partidistas.
En el proceso electoral del 4 de julio de 2010, la unión de PAN, PRD,
PT y Convergencia arrebató al PRI Oaxaca, Puebla y Sinaloa,
considerados bastiones estatales que históricamente habían pertenecido
al partido tricolor.
Y ahora, Guerrero.
De nueva cuenta, la adhesión de perredistas, petistas, convergentes y
la declinación del panista Marcos Efrén Parra, deja en el camino las
esperanzas del tricolor de retornar a palacio de gobierno de
Chilpancingo.
La fórmula aliancista de los amarillos con azules y naranjas, sigue
haciendo daño mortal al instituto político todavía comandado por la
generala Beatriz Paredes.
De nada sirvieron las acciones pendencieras del presidente electo del
CEN del PRI, Humberto Moreira, criticando a Felipe Calderón y su
partido Acción Nacional, y tampoco resultó benéfica la caballería
priísta en el estado de Guerrero de gobernadores, senadores y diputados
federales en apoyo del candidato Manuel Añorve Baños.
Mucho menos ayudó el apoyo del SNTE de la eterna dirigente magisterial
Elba Esther Gordillo junto con su partido Nueva Alianza.
El triunfo del candidato de “Guerrero nos une”, Ángel Aguirre Rivero,
representando los colores del PRD-PT y Convergencia, es inobjetable, su
ventaja es de casi 15 puntos porcentuales sobre el abanderado del PRI-
PVEM-PNAL, lo que se considera ya un resultado irreversible.
Es innegable la preocupación en el bunker nacional tricolor de la
avenida Insurgentes, en la ciudad de México, tras el inesperado fracaso
electoral en Guerrero; aseguraban que Añorve Baños arrasaría en las
urnas y traería de regreso la gubernatura perdida hace seis años
precisamente en manos del partido del Sol Azteca.
El propio Enrique Peña Nieto, considerado el presidenciable del PRI
para el 2012, reconoció que la derrota en Guerrero debe servir de
lección para su partido en las siguientes contiendas electorales de
2011, en Baja California Sur, Nayarit, Coahuila, Michoacán y estado de
México.
El mandatario mexiquense tiene sus motivos más que razonados para
mostrar preocupación ante los comicios en su entidad para renovar la
gubernatura, principalmente si va siendo evidente que el PRI resulta
inoperante y superado ante la contundencia de las alianzas o
coaliciones partidistas.
Quiera o no aceptarlo Peña Nieto, le roba el sueño la virtual
candidatura de Alejandro Encinas abanderado por perredistas, petistas y
convergentes, y muy seguramente apoyado por el PAN, que no designaría
candidato para el estado de México.
Los constantes recorridos del peje Andrés Manuel López Obrador por la
entidad gobernada por don Enrique, señalan que con Encinas de candidato
opositor el PRI podría llevarse otra gran sorpresa en las elecciones de
julio próximo.
Peña Nieto lo sabe.
Por ello, con la derrota del PRI en Guerrero, Peña Nieto, pide a su
instituto político prender las luces de alerta, pero por el otro se
encuentra inmensamente feliz, porque representa un golpe mortal para su
principal contrincante por la estafeta priísta del 2012, el senador
Manlio Fabio Beltrones, quien fue el principal impulsor de la
candidatura de Manuel Añorve Baños.
Pero antes de pensar en abrazar el sueño de ir en busca de Los Pinos,
Peña Nieto tiene que entregar buenas cuentas para su partido en la
contienda electoral donde se renueva la gubernatura de su estado.
Es cierto que el PRI tiene ya medio cuerpo dentro de Los Pinos, gracias
a que ha venido pavimentando el camino de retorno con la racha
triunfadora de 2009 y 2010 en comicios federales y estatales, con los
que pintó de rojo casi toda la geografía política nacional.
Sin embargo, empieza mal 2011.
Y el escenario político podría complicársele al tricolor en los
siguientes encuentros electorales de no seleccionar a los candidatos
idóneos a las gubernaturas en disputa este año, que tengan arrastre
popular.
Está más que comprobado, y así sucedió también en Guerrero, que los
verdugos del PRI siguen siendo los propios priístas que abandonan al
partido y se van con el adversario, al negárseles el derecho de
participar.
Y si a lo anterior se le suman la quiebra financiera de importantes
entidades federativas, la arrogancia y entrega desmedida a Los Pinos
de muchos mandatarios en funciones, pudieran resultar el tiro de
gracia para el PRI en 2012.
Todo puede suceder, en política no hay nada escrito.
¿O usted qué opina?

