lunes, 17 de agosto de 2009

PRD: transformación o sobrevivencia

Imelda Castro

Una de las célebres frases del científico Albert Einstein aconseja “no hacer siempre lo mismo, si se buscan resultados distintos”. En el PRD nuevamente se habla de “refundación”. La semana pasada el presidente nacional, Jesús Ortega González, sugiere en entrevista a un diario nacional, que la madre de todas las desgracias del PRD son las elecciones internas y que, por tanto, hay que regresar a la democracia representativa del nombramiento de delegados para que entre ellos se elijan dirigentes y candidatos. La elección universal, directa y secreta es perniciosa y todos los conflictos internos se deben a la disputa por los cargos. O sea que, hay que matar al perro para que se acabe la rabia.

Por supuesto que urgen adecuaciones organizativas al PRD. Pero es un error metodológico, después de una derrota como la del 5 de julio, proponerse modificaciones normativas, sin el análisis del contexto social y económico del país; y sobre todo, sin hacer un esfuerzo por encontrar las explicaciones estructurales, que han llevado a la izquierda partidaria a esta etapa mezquina y reduccionista.

Otra vez el PRD se enfila a tratar en un Congreso Nacional de fin de año; con los mismos delegados, los mismos dirigentes, las mismas conductas, las mismas prácticas, asuntos que no son los mismos… pues México y el mundo cursan tendencias en la economía y la política que imponen nuevos desafíos a la visión tradicional del PRD. Por supuesto que los resultados serán los mismos: “cambios estatutarios”, “recuperación de los principios éticos”, y el llamado a la integración de un “frente de partidos”.

Y cómo explicarse que a partir de los resultados electorales del mes pasado, 9 millones de mexicanos han dejado de ser gobernados por el PRD… que en 19 entidades del país el PRD tiene porcentajes por debajo del 9 por ciento; que en seis estados ha pasado a ser cuarta fuerza electoral, quinta fuerza en siete, y sexta fuerza en Campeche. En Sinaloa, desde hace más de 20 años el PRD no obtenía estos resultados en elecciones federales. Menos un quinto lugar.

Por eso, debe ser desde la sociedad de donde la izquierda debe repensarse y transformarse. Allí, y no desde su doméstico y estéril mundo, habrá de encontrar las reservas y motivaciones para cambiar; justamente, en la izquierda social que es mucho más grande, auténtica y de valores éticos que la izquierda partidaria.

No olvidemos que la crisis de legitimidad de la representación política avanza. El factor principal de dicha crisis es la existencia de una clase política sumamente desprestigiada y esta incluye al PRD. El abstencionismo y el voto nulo, que suman casi el 70 por ciento, no hablan más que de un sistema político deslegitimado.

El cambio es ineludible. ¿Qué quieren los mexicanos de la izquierda?, qué quiere la ciudadanía sinaloense del PRD? Atreverse a preguntárselo es una actitud valerosa y responsable. Asumir el mandato de una consulta a la sociedad es lo más acertado, aunque duela, siempre la crítica es mejor que la indiferencia.

Los problemas de Sinaloa y del país están allí: nuevamente la lucha de miles de jóvenes por un espacio en la universidad está presente; allí está la resistencia de los desplazados de la presa Picachos dando una heroica lucha por la defensa de su bienestar y el patrimonio cultural, al igual que siguen luchando los desplazados de la presa Huites por tener una vivienda y el cumplimiento de los compromisos de 1994; siguen los problemas con los usuarios de Infonavit; los productores agrícolas defendiendo su producción y buscando mejores precios; la inseguridad y la violencia continúa destruyendo el tejido social diversificando, horrorosamente el delito; los altos cobros de la luz en Guasave y otros lugares, lo que por cierto, tenderá a expresarse con mayor fuerza ante el incremento a la tarifa residencial en este mes de agosto; la situación del desempleo y los bajos salarios; la desaparición y crisis de las pequeñas y medianas empresas.

Día con día se renuevan, dolorosamente, las razones para seguir dando la lucha contra la corrupción; allí están las cuentas públicas irregulares de los ayuntamientos y organismos autónomos, legitimadas por los diputados del PRI y del PAN; allí está el robo de los recursos del Procampo y de los ductos de Pemex, donde redes de funcionarios y políticos se enriquecen a costa del patrimonio público.

Vienen nuevos embates contra las clases populares y medias, en los próximos meses: la lucha por un espacio en el mercado laboral; contra la reforma fiscal que busca gravar a los que menos tienen y a las pequeñas y medianas empresas, específicamente el pago de IVA a alimentos y medicinas, entre otros, son también retos del PRD.

La disyuntiva es transformarse o sobrevivir. A nivel nacional, los acuerdos del Consejo de Morelia se encaminan a la segunda opción. En Sinaloa, veremos las decisiones de las instancias estatales que están ahora en un proceso de evaluación de la derrota del 5 de julio. Si las cosas se siguen haciendo igual, no hay duda que se tendrán los mismos resultados.

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