martes, 23 de septiembre de 2008

Columna Por un Momento

REBASAN EL COLMO Y SE RIEN DEL ESTADO

• El Estado Somos Todos y no Todos Estamos Corrompidos ni Vencidos
• La Fuerza de los Pueblos Supera la Indecisión y Fallas de los Gobiernos
• Urge una Alianza con los Medios de Comunicación y Bajar Sensacionalismo
• Denuncien a Políticos y Empresarios Ligados al Secuestro y al Narcotráfico

Por: Alfonso Fernández de Córdova M.

¡Ya no somos libres ni de festejar las fiestas patrias! ¡Vaya novedad! ¡Ya no es suficiente con el secuestro de personas y de instituciones! ¡Ya no es satisfactorio el alarde por las libertades y los derechos humanos! ¡Ya no hay tiempo ni policías para investigar los atentados, los crímenes y las masacres! ¡Ahora lo harán los cárteles o mafias! ¡Ya no hay cárceles con cupo, las existentes están sobresaturadas! ¡Ya no hay jueces ni juezas que hagan realmente expedita la justicia!

Los tres niveles gubernamentales se dedican a lo mismo, desde hace décadas, condenar los hechos, a lamentar, a prometer que se investigarán los sucesos delictivos y continuar con discursos desgastados no creíbles por los ciudadanos. Se resisten a actuar con firmeza, energía y con la ley en la mano. Sobran leyes que aplicar, pero las ignoran unos y a otros les tiembla la mano, porque ahora a muchos se les ha caído con la diversidad de género.

¿Qué es lo que prevalece entonces en este país que pese a sus heridas todavía se mueve?
Lo que reina es la injusticia y la impunidad, ésta como consecuencia de la primera y algo más, la intriga, el cinismo, la deshonestidad, la apatía, la traición y otras bajas pasiones de gente sin escrúpulos y coludida directa e indirectamente con los que infringen las más elementales normas jurídicas, morales y de convivencia para la estabilidad política, económica y social.

Otros ingredientes son: el miedo, la desconfianza y la psicosis difundida ante los encabezados amarillistas de la prensa escrita y noticiarios televisivos que dedican todo el tiempo y espacio a la nota roja. Esto pesa mucho para desvirtuar los esfuerzos de quienes están dedicados a combatir al hampa empedernida, ya sea el Ejército, la Marina, los gobiernos, las procuradurías y el ámbito de justicia, de las familias de las víctimas y en el ánimo de la sociedad misma.

Es ahí donde se requiere formular una estrategia de comunicación social con el apoyo o alianza de todos los medios de comunicación masiva del país, para moderar las noticias no confirmadas, en fuentes ni en acontecimientos, evitar todo tipo de subjetivismo, es decir, falsas interpretaciones, especulaciones y rumores.

Infundir y recurrir a la ética profesional, de la que carecen muchos columnistas y articulistas que dan mucho que desear frente a lo atinado, mesurado y prudente de otros periodistas, como: Pablo Hiriart, de Excélsior, donde trató en su columna el tema de La Guerra y los Medios, el triste papel de éstos y lo mucho que pueden ayudar si se lo proponen; Javier Ibarrola, de Milenio, en su columna abordó: ¿Por qué temen a los militares? Por ignorar sus funciones constitucionales, señoras y señores. Salvador Flores Llamas, en su columna Acrópolis, en Notimex, donde resalta que si se conocen muy bien a los agitadores profesionales, como un AMLO que se la pasa con descalificaciones y “secuestros” de instituciones, alterando la paz social donde se presenta, incitando a la subversión social y sin sinnúmero de insultos a las autoridades constituidas legalmente; así como al otro instigador social, Artemio Ortiz, líder de maestros michoacanos disidentes, autor del plantón que por más de un año bloqueó las oficinas centrales del ISSSTE y ahora continúa en Morelia, con un paro y como presunto participante en los más graves atentados a la población civil que han existido, como el del 15 de septiembre pasado, y se le tiene identificado como partícipe en el actual desorden de los maestros del Estado de Morelos.
¿Por qué estos sujetos están libres e impunes ante tanto atropello social cometido? ¿Y el “¡Ya basta!”?

Es necesario que los lectores, radioescuchas y televidentes agudicen su percepción, distingan y hasta sancionen (pueden hacerlo y en la práctica ocurre) a quién o quiénes, validos de un medio de comunicación, soslayan su muy respetable calidad de receptores y sus puntos de vista acerca de que desean y merecen informaciones más cercanas a la objetividad, a la realidad y a la verdad de los hechos, para que el “¡ya basta!” no sucumba ante el excesivo sensacionalismo y la desviación de la atención pública, que enturbian cualquier trabajo y desembocan en la desinformación.

Pero no todo está perdido. Somos parte de una gran nación con fuerzas, virtudes y riquezas, que día a día se levanta con renovado espíritu de combate y superación para vencer obstáculos y retos que la adversidad impone. Ahí tenemos el reciente ejemplo de solidaridad humana de los valiosos componentes de la sociedad civil en torno al llamado de los organizadores de Iluminemos México, que por cierto, a partir de hoy, lunes 22 de septiembre, adquirió personalidad jurídica ante notario público al convertirse en Asociación Civil.

A treinta días del Acuerdo por la Legalidad y Justicia suscrito en Palacio Nacional, en presencia del Presidente de la República, el gabinete federal, los gobernadores de las 32 entidades del país, procuradores, legisladores y magistrados, ministros y representantes de organismos empresariales, laborales y no gubernamentales, como una respuesta inmediata al reclamo ciudadano por más seguridad pública en la multitudinaria marcha blanca de Iluminemos México, efectuada del monumento a la Independencia al Zócalo, hay logros que se darán a conocer en el plazo señalado al cumplirse los cien días. El primero y puede adelantarse es: sacudió conciencias acerca de la gravedad del problema de inseguridad que pasó de delitos del fuero común (marcha en 2004) a delitos del fuero federal (marcha en 2008), cuestión que requiere unidad y colaboración nacional.

Lo cierto es que la sociedad civil demostró que está inmersa en la búsqueda de estrategias y soluciones a dicha problemática y a los primeros que ha sacudido es a los gobernantes estatales y federal, que están a punto de ser rebasados (léase: hechos a un lado por la población civil) en caso de que nuevamente fallen. Ya existe un precedente ocurrido hace 23 años con los terremotos de 1985.

Prueba de ello es la tenaz acción y decisión de todas las personas que están movilizadas en México Unido contra la Delincuencia que preside María Elena Morera, quien declaró: “La marcha de 2004 fue emotiva, la de ahora fue para decirles a las autoridades un ¡Ya basta! Determinante. La respuesta no fue a la muerte del joven Fernando Martí, fue a todas las víctimas de secuestro e inseguridad”. Acerca de la duda de por qué tan cerca del procurador Eduardo Medina Mora, respondió que la relación surgió cuando el secuestro de su esposo y del reconocimiento a los investigadores que lograron su rescate, pero fuera de eso continúa su crítica a la autoridad cuando ésta no cumple.

“La crítica y el reconocimiento va más allá cuando es necesario como en estos momentos en que México Unido contra la Delincuencia se dirige a que haya una acción y decisión de los gobiernos federal y estatales para que sean detenidos y castigados todos los políticos y empresarios ligados o involucrados con el crimen organizado, principalmente los secuestradores y narcotraficantes”. Este es el reto ahora lanzado por María Elena Morera. El Gobierno Federal tiene la palabra. La sociedad civil está alerta.

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