viernes, 23 de enero de 2009

Apoya Obama a indocumentados mexicanos, pone precio a la green card

De acuerdo con Cabrera Valladares, la promesa de Obama a la comunidad latina antes de las elecciones fue trabajar para lograr que los 12 millones de indocumentados que están en la Unión Americana no fueran perseguidos como lo están siendo desde hace meses. .

México, D.F..- Apoyar el desarrollo de México para reducir la inmigración ilegal a Estados Unidos es para el presidente Barack Obama uno de los ejes de la política migratoria que ha dado a conocer en la página web de la Casa Blanca, en la que abre la opción a los indocumentados que ya estén allá a que paguen una multa y aprendan inglés para poder solicitar la ciudadanía. Sin embargo, refuerza dos pilares de la línea seguida por Bush: la seguridad fronteriza y el castigo a los empresarios que contratan a ilegales.

Este es sólo el primer planteamiento de la política migratoria de Obama; habrá que esperar a ver cómo se conduce en la práctica, específicamente las redadas o las deportaciones, pero por lo pronto han tenido un recibimiento optimista entre algunas de las organizaciones de migrantes en la Unión Americana.

“Este anuncio oficial en la página de la Casa Blanca es una indicación de que el tema migratorio no se le ha escapado al equipo de trabajo del equipo de Obama”, dijo a Excélsior Jorge Mario Cabrera Valladares, de la Coalición de Derechos Humanos de los Migrantes (CHIRLA) en Los Ángeles, California.

De acuerdo con Cabrera Valladares, la promesa de Obama a la comunidad latina antes de las elecciones fue trabajar para lograr que los 12 millones de indocumentados que están en la Unión Americana no fueran perseguidos como lo están siendo desde hace meses.

Por su parte, el investigador Raúl Benítez Manaut, del Centro de Estudios sobre América del Norte de la UNAM (CISAN) consideró que “no hay ningún cambio respecto de las políticas de Bush. La política de las fronteras se viene implementando desde 2002 o 2003, y es parte de los acuerdos de fronteras inteligentes entre México y Estados Unidos de marzo de 2002”.

Acerca del tercer punto de la propuesta de Obama, que se refiere a aumentar el número de inmigrantes legales para mantener a las familias unidas, el investigador consideró que éste apenas es un primer planteamiento de la nueva administración, “lo que hay que ver es si Obama va a tener una política específica de reunificación familiar, porque una cosa es decirlo y otra es anunciar: ‘Voy a dar un millón de visas’… a ver si no se opone la mayoría de los congresistas” comentó.

Leticia Calderón Chelius, investigadora del Instituto Mora de Investigaciones Históricas, expresó que “no hay ninguna sorpresa en los puntos de la política migratoria; al contrario, de lo que no habló Obama y donde es probable que se pueda esperar un poco de flexibilidad es en lo policiaco, en la parte de las redadas, en lo que tiene que ver con los juicios o el respeto a las leyes internacionales”, consideró.

Calderón Chelius consideró que el tema de las redadas podría disminuir en zonas progresistas como Nueva York o Chicago, donde la movilización de los grupos de inmigrantes ha sido decisiva.

“Podríamos ver cambios en estos aspectos, como son las redadas y las deportaciones por la movilización y la interlocución que tienen los grupos de migrantes allá, esa parte creo que podría cambiar… porque no veo de dónde el gobierno mexicano pueda tener un nivel de presión.”

Sobre el primer punto de la política migratoria de Obama, que se refiere a “proteger la integridad de las fronteras, apoyar la llegada de personal adicional, así como de infraestructura y tecnología en la frontera y en los puertos de entrada”, Cabrera Valladares consideró que cualquier discusión que haya en el Congreso acerca de una reforma migratoria tendrá que incorporar medidas de seguridad en la frontera.

Elías Bermúdez, líder de la organización Inmigrantes Unidos, de Phoenix, Arizona, coincidió con el activista de CHIRLA en el sentido de que la seguridad fronteriza debe incluirse en el debate del tema migratorio: “La seguridad de la frontera es un problema serio: aunque los inmigrantes indocumentados vienen a trabajar y ellos no son un peligro, está cruzando mucha droga hacia Estados Unidos— y están cruzando muchas armas hacia México”.

El activista de Phoenix consideró que Obama está ofreciendo una política migratoria factible y que se puede llevar a cabo, “no está ofreciendo una luna de queso, y eso para mí es muy positivo” comentó.

El cuarto punto de la propuesta del nuevo presidente estadunidense, según la cual los migrantes que tengan una buena situación económica, deberán aprender inglés y pagar una multa para poder “formarse en la fila para solicitar la ciudadanía”, es para Bermúdez un cambio positivo, se trata de una de las propuestas que hizo Bush durante su administración, pero que no fue aprobada por el Congreso.

Este es uno de los ejes de la propuesta de Obama que son vistos con mayor reserva tanto por los líderes de migrantes como por los académicos mexicanos. Al respecto, Cabrera Valladares comentó: “Ojalá que sea un planteamiento serio, porque la administración Bush trató a Latinoamérica como a un hijo bastardo y no como a un hermano en la elaboración de medidas productivas para la mejoría de nuestra economía”.

Para el Benítez Manaut este tema “es retórico. Es el argumento exacto que se daba cuando George Bush padre empezó a negociar el TLC y es el argumento de Bill Clinton. Ciertamente, el crecimiento económico de México ha sido real, pero no es un crecimiento económico que automáticamente modernice a nuestro país o que cree suficientes empleos para detener la inmigración hacia Estados Unidos”.

La investigadora Calderón Chelius llevó el argumento más allá: “No veo que el gobierno estadunidense pudiera invertir en proyectos económicos de desarrollo sin un sentido claro de intervención, porque ni siquiera está la infraestructura para que haya algo así en México. ¿Para qué? ¿Para dárselo al Congreso mexicano y que después se paguen salarios más altos al final de año?”.

Desde hace décadas existe una postura muy definida de la derecha conservadora estadunidense de oponerse a cualquier tipo de inversión en desarrollo, en proyectos en México, además de que la crisis financiera actual hace poco factible el planteamiento de Obama, expuso.

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